La Virgen de Villadiego, Patrona de Peñaflor
Diego A. Linde. En
estos días del caluroso mes de agosto, el pueblo de Peñaflor, situado en la
Vega Alta de Sevilla, espera impaciente la llegada del 14 de agosto para la
celebración de su casi centenaria romería en honor de su venerada Patrona, la
Santísima Virgen de Villadiego. Los orígenes de esta devoción se pierden en el
tiempo, habiendo datos sobre la misma desde el siglo XIV. La Virgen, en sus
inicios, era Santa María de los caballeros de Villadiego, siendo esta una población
de Burgos de donde eran originales los caballeros que quedaron como protectores
del lugar y que trajeron consigo la imagen y devoción a la Madre de Dios, la
cual con el tiempo vio su nombre transformado por el pueblo, que pasó a
aclamarla únicamente como Virgen de Villadiego.
La ermita de la Patrona
de Peñaflor, apenas a 2 kilómetros del núcleo urbano, es un edificio del siglo
XIII, de origen mudéjar, con tres naves y presbiterio de planta cuadrada
cubierto por bóveda esquifada, lo que la hace especialmente singular. Asimismo,
el templo se encuentra adosado a una torre octogonal defensiva construida por
la Orden de San Juan para dominar la ruta del Guadalquivir. En 1966 la ermita
tuvo que ser reconstruida tras el hundimiento de su techumbre.
La primitiva imagen de
la Virgen de Villadiego, de la cual se conservan numerosos testimonios
gráficos, fue restaurada en la década de los años 20 para ser adaptada al gusto
de la época, algo que causó polémica en la localidad. Esta talla, destruida en
la Guerra Civil, fue modelo para la realización de la nueva imagen, obra de
Sebastián Santos, que la realizó en 1937. La iconografía de esta advocación es
realmente original y singular, puesto que, a pesar de ser una imagen de gloria,
no porta al Niño Jesús. Su rostro de suaves facciones y mirada baja le confiere
una especial presencia solemne y mayestática. A mediados del siglo pasado se
hizo frecuente que luciera rostrillo y ráfagas, elementos que le aportaban aún
más originalidad.
De su veneración y la
expansión de su culto se encarga la Hermandad Sacramental y de María Santísima
de Villadiego. Esta corporación posee una larga, incierta y dilatada historia,
marcada por períodos de inactividad y lagunas históricas hasta su refundación
en 1926, año en el que se celebró por primera vez la romería (con antecedentes
en las peregrinaciones que se realizaban hasta la ermita), que con el tiempo se
fue consolidando hasta ser en nuestros días una de las más conocidas y
multitudinarias de la provincia de Sevilla. La romería se celebra el 14 de
agosto, siendo trasladada en la tarde de dicho día la sagrada imagen a su
pueblo bajo palio de tumbilla para permanecer en la Iglesia Parroquial de San
Pedro hasta el primer domingo de octubre.
Nos gustaría desde
estas líneas destacar la importante labor que está desarrollando a lo largo de
los últimos años su Hermandad en numerosos sentidos: recuperar el
engalanamiento de las calles con arcos para las procesiones de la Virgen, dando
más dignidad y lucimiento a las mismas; la digitalización de su archivo
histórico, garantizando así la conservación del mismo y su conocimiento; la
puesta en marcha de un taller de bordados para dotar a su titular de un ajuar
más numeroso, acorde y digno; la restauración de la Santísima Virgen en el
taller de Manuel Pedro Franco Rufino, que durante cinco meses ha trabajado en
devolverle su esplendor original, con un magnífico resultado; y otras muchas
actividades e iniciativas que están llevando a cabo, contribuyendo con las
mismas a una mayor difusión de la devoción a la Patrona de Peñaflor, haciéndola
cada vez más conocida y admirada. Sin lugar a dudas un ejemplo de Hermandad en
cuanto a su forma de trabajar, que esperemos sea espejo en el que otras corporaciones
se miren.
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