Nos hacemos eco de este lamentable suceso
Juan Cruz Calero Torrico. A veces
suceden cosas que tenemos que ver, y por desgracia padecer, por
motivos que muchas veces son tan incomprensibles como lo que van a
ver a continuación, si es que aún no se han enterado… Hace como
cosa de un mes, nos llegó la triste noticia de que la Patrona de
Arroyo de San Serván, una localidad de Badajoz, había sido
sustraída de su pequeña ermita, junto a los santos locales que la
acompañan en su retablo, San Serván y San Germán.
El desenlace (aunque podría
haber sido más trágico, si cabe) es que el pasado domingo 25 de
noviembre nos llegaba la noticia de que las imágenes habían sido
encontradas por un cazador tras unos largos días de angustia en el
pueblo por la desaparición de su Patrona. Estaban en las orillas del
“Tripero”, un arroyo cercano al municipio, estando las imágenes
en un pésimo estado, incluso habiendo sufrido algunas mutilaciones.
Eso sí, presentaban sobre sí todo su ajuar, incluso las joyas de
oro, por lo que nos deja claro que ha sido un acto realizado con el
único objetivo de dañar, un ataque cristianófobo e insensible que
ha dejado sin palabras al municipio, y que debería ser investigado y
juzgado. Este es el estado en el que las imágenes fueron
encontradas, y aunque es lamentable, debemos compartir para crear
conciencia de lo que supone este tipo de actos delictivos:
Este caso nos recuerda a otro
sucedido en el año 1995, en el que Torredonjimeno sufrió el robo de
su Patrona, la que afortunadamente fue hallada por la Policía Local de
Martos sin haber sufrido daño ninguno durante los meses de su
desaparición. Fue todo un acontecimiento su llegada desde el vecino
pueblo, desde el que vino transportada en una patrulla hasta la
ermita de los Santos Patronos del tosiriano municipio, San Cosme y
San Damián, donde la Virgen fue recibida por una gran multitud que
esperaba emocionada el regreso de su madre Consolación.
Amigos, tenemos que hacernos
oír, porque si no lo hacemos, esto tiene el peligro de caer en la
norma, y puede correr la mala fortuna de terminar siendo incluso algo que ocurre
al margen de la Ley. Los cristianos somos ciudadanos reales que no
hacemos daño a nadie, sólo vivimos nuestra fe, y respetamos al
resto, y por tanto, nosotros también pedimos que se respete lo que
nuestros padres nos han inculcado, y nosotros, con pleno uso de
nuestra conciencia, hemos acogido en nuestro ser.
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