¿Está la Semana Santa a Salvo?

     Gabriel Zapata. La propuesta que ha hecho Vox sobre la promulgación de una ley de protección de la Semana Santa, así como de actividades culturales como la Tauromaquia, o recreativas como la Caza ha levantado mucho revuelo. No me gusta hablar sobre temas políticos, pero ante este anuncio en las RRSS la gente se ha manifestado sobre el tema, y he llegado a leer comentarios que decían que la Semana Santa no está en peligro, no se debe mezclar la política y la Semana Santa, que si nadie cuestiona su celebración... ¿Nadie recuerda esos tweets de Podemos diciendo que hay que extinguir la Semana Santa calificándola de rémora irracional? ¿como alguien se puede plantear en serio que no se cuestiona su supervivencia? Claro que se cuestiona.

     También me resulta gracioso los que apelan a que qué tiene que decir un vasco sobre la Semana Santa, en este caso de Sevilla, y decirle a los sevillanos... cuando precisamente a los sevillanos muchos de fuera han tenido muchas cosas que decirle, el Gran Poder lo hizo un cordobés, el tocado de la Virgen de las Aguas lo hizo otro cordobés, el actual Hermano Mayor de la Macarena es cántabro; pero más allá de localismos, no hablando exclusivamente de los sevillanos, sino de los andaluces.

     Pero objetivamente, si que la Semana Santa está en peligro, nos podemos ir a cuestiones más globales y actuales, como pueda ser la inmigración ilegal que ponen en peligro la Semana Santa, porque si se acaba implantando aquí el Islam, le das la puntilla a la celebración. Las leyes antifamilia también van en contra, siempre se ha dicho que la vinculación cofrade va de la cuna a la tumba, el pertenecer a una hermandad muchas veces es una herencia familiar, la pertenencia a la hermandad y el ser cofrade se aprendía en casa y se heredaba de los antepasados, algo que se recibe en casa. Y no podemos negarlo, poniendo en peligro a la familia, pones en peligro la fiesta. Si la cuna es tumba ¿quien puede llevar esto adelante?

     Analizando todos estos peligros, que no son menores, nos centramos específicamente en lo que tiene que ver con las cofradías. Y para ello nos vamos a la historia y analizamos el papel que las dos repúblicas que han existido en España, han hecho de las cofradías. La primera, en el XIX, con un periodo corto, tuvo una gran inestabilidad social que provocó la supresión de la Semana Santa varios años, así como una merma en los recursos. Ya si nos vamos a la segunda, vemos como incluso se llego a prohibir la Semana Santa por parte de las autoridades, en esos años ya sabemos que no se produjeron las salidas procesionales, bien por prohibición expresa, o bien por miedo a ser atacados, recordemos los problemas que tuvo la Estrella, a la que incluso se le arrojaron piedras. Y viendo como está la sociedad actual, viendo las reacciones a ciertos resultados electorales, no sería descabellado que se produjesen en Semana Santa. Sin olvidar tampoco todas las imágenes y los templos que se quemaron “democráticamente” en aquellos años, pensemos en la Quema de conventos en mayo de 1931, con una gran pérdida de patrimonio cofradiero, sobretodo malagueño pero no solo, o en la consabida Guerra Civil española.

     Pero yéndonos más atrás en la historia, vemos como la semana Santa no ha estado exenta de peligros. Es cierto que la Semana Santa ha pervivido a lo largo de los siglos, con períodos de crisis, pero por ser las hermandades fieles a sí mismas. Y no esta idea onírica y vacía, que proclaman hoy muchos como papagayos, sostenidos y apoyados por gran parte de una prensa desconocedora de lo que es una hermandad, con aquello de que la Semana Santa es del pueblo, como si fuera algo anárquico y pagano. La Semana Santa es del pueblo, por supuesto, pero del pueblo católico, ya que la Semana Santa tiene su raíz y su cuna en el seno de la Iglesia católica y se mantiene por los católicos, y las hermandades son asociaciones que siguen perteneciendo a la misma y en el momento que se desliguen de la Iglesia pasarán a ser poco menos que una peña, y precisamente en Sevilla es donde más ejemplos tenemos con las llamadas “cofradías piratas” que lo único que buscan es jugar a los pasitos. ¡Y eso si que es el fin de la Semana Santa!

     Si seguimos observando la historia vemos como las corrientes racionalistas y kantianas que posteriormente darían lugar a corrientes como el marxismo de donde dimanan corrientes anticatólicas, de las que derivan corrientes ideológicas que son las que más han atacado y han llevado a las crisis a la Semana Santa. Dejando atrás los siglos XVII y XVIII que en el imaginario colectivo son la edad de oro de la fiesta. Entramos ya en el XIX, aunque a finales del XVIII ya tenemos problemas con el Consejo de Castilla, y es un hecho que supuso una supresión de hermandades de parte gubernamental contra ese pueblo que se asociaba a través de estas instituciones, que desde el poder se veía como una merma a sus ingresos y se consiguió extinguir a muchas. Llegando hasta otras medidas como las desamortizaciones del XIX, y todo emanado desde el poder civil, por lo que vemos que si un movimiento del pueblo, por muy aceptado que esté, desde el Estado se quiere suprimir, se puede hacer. Y recordemos que Podemos ya lo planteó, y si pueden lo harán.

     Con leyes de Carlos III, las restricciones de Pablo de Olavide, pero sobre todo con la labor desamortizadora, que al extinguir los grandes conventos deja a las hermandades en la calle, en muchos casos, cuando no también sufrieron gran parte del expolio, casos como la Veracruz de Sevilla con capilla propia en la que había incluso obras de Murillo, y otras tantas hermandades que perdieron sus propiedades inmuebles o rentas con las que sufragaban su subsistencia. Todo eso fue incautado por el gobierno, así como joyas y bienes artísticos como tronos, coronas, etc. Así vemos como por mucho respaldo del pueblo que tenga, si el poder se decide a acabar con ello, lo puede lograr. Porque en la primera mitad del XIX prácticamente se consiguió.

    De igual forma vemos, que cuando se tiene una firme voluntad por defenderlas, se protege. En este momento podríamos citar al mal llamado “nacional catolicismo”, pero no me voy a centrar en esto, aún siendo una etapa de pujanza cofradiera. Configurándose en gran medida la Semana Santa que llega hasta nosotros en muchos lugares. Pero me quiero ir al XIX, también en Sevilla. A mediados de siglo, la celebración tiene un resurgir en la ciudad, se crea la carrera oficial tal como la conocemos hoy día, en el sentido de instalar unos palcos para potenciar el turismo y favorecer el desarrollo de la fiesta y no como se entendía hasta entonces como un mero control aduanero de camino a la Catedral. Con una potenciación desde el poder civil. Que la política no se meta en la celebración porque es del pueblo, pues aquí se metía... Así como en otros momentos las cofradías buscaban ese respaldo, véase la creación de la Agrupación de Cofradías de Málaga en la década de los viente del siglo XX y como buscaban logar el apoyo del turismo y de los estamentos públicos para lograr sus fines.

    Este ejemplo que citamos de la Sevilla de mediados del XIX, no con leyes de protección como las que se pueden plantear por Vox pero si con un apoyo decidido de los Duques de Montpensier, que en esa época eran el poder establecido en la ciudad, que potenciaban, no con leyes sino con dinero, y de crear eventos como los santos entierros magnos y otras iniciativas, interviniendo ellos mismos en la toma de decisiones de las hermandades, tomaron partido y potenciaron en gran medida la Semana Santa. Contribuyendo a ese esplendor en la Semana Santa de la época, materializado en lo que conocemos como Semana Santa romántica, de la que también ha quedado un poso bastante importante en la Semana Santa actual.

    Plantear que la Semana Santa es algo alejado de la fe católica es algo que siempre han promovido muchos antropólogos e incluso algunos dirigentes políticos en Andalucía a través de los medios de comunicación social a su alcance, para intentar vaciarlo de contenido con el objetivo espurio de eliminarla. Y esto si que es una instrumentalización y una injerencia del poder en la Semana Santa, pero de una manera muy sutil. Y conviene analizarlo y saberlo. También vemos que la Semana Santa no ha sido ajena a las intervenciones estatales o regionales del poder, y no me refiero estrictamente eclesiástico, que puede ser normal, siendo más o menos proclives a este movimiento los obispos ilustrados, que no en pocas ocasiones estaban puestos a dedo desde el poder civil, por lo que no conviene olvidar que aunque la Semana Santa sea una cosa popular, es religiosa. Así como que toda cosa popular, el fútbol por ejemplo, si desde los estamentos públicos se quiere potenciar se hará, y si se quiere dañar se hará.

    Y no se nos olviden los peligros actuales, donde podemos hablar del mantra de la seguridad, que es la lacra y el gran problema que tenemos actualmente. Desde el poder, porque viene desde arriba, ya sea la Junta, los ayuntamientos o no sabemos si mas arriba, se busca siempre controlar este fenómeno que es la Semana Santa, ahora si entendido puramente como algo popular, el pueblo lo asume como suyo. Y lo vemos en el caso de la Madruga 2000, las carreritas que se han ido sucediendo, muy virulentamente también en 2017, haciendo ver desde el stablisment como la Semana Santa sin intervención de los poderes públicos, metiéndola por los causes que ellos quieren, supone un grave peligro no solo para el público sino para los mismos cofrades. Y tienen que sacar el mantra de la seguridad. Y lo que consiguen con eso es pervertir la fiesta, la Semana Santa es ese contacto vivísimo de la imagen con sus fieles, pero si conseguimos alejarla vaciamos la fiesta de contenido y así nos la cargamos, en una manera muy retorcida de conseguir sus objetivos, más lenta si, pero de raíz. Ya que los propios protagonistas de la misma, como puedan ser los nazarenos, los hermanos de las hermandades, los propios cofrades que asistimos a ver cofradías, al sentir miedo, organizado desde el poder, aceptamos la tesis de que es recomendable, incluso necesario, las vallas un alto número de efectivos de policía..., que desvirtúa la Semana Santa.

    No podemos considerar que todos los males vengan de fuera, es cierto que desde dentro también se producen problemas y situaciones que nos hacen vulnerables y menos creíbles al exterior. La secularización interna de muchos de los que conforman las hermandades, la pérdida de valores que definen nuestra sociedad, el vanalizar la raíz cristiana de nuestra fiesta. Todo ello hace que se perciban como algo trasnochado y carente de verdad, de tal forma que muchos cofrades puedan asumir que, como piensa la sociedad, este silogismo es cierto. De igual forma, asumir que es algo tan asentado que no se puede eliminar hace que precisamente sea más vulnerable a no tomar conciencia de los peligros que le afecta y que pueden hacer que la Semana Santa corra el peligro de desaparecer, al menos si no radicalmente, si poco a poco. No se si será necesaria una ley que la proteja, podría ser incluso contraproducente tratar de constreñir algo como la Semana Santa al ámbito de una legislación proteccionista. En cualquier caso lo que no se puede negar es que la Semana Santa hoy más que nunca no esta exenta de peligros que cuestionan su pervivencia y que no es nada descabellado pensar en protegerla, aunque sea desde un ámbito tan extraño a este mundo como la política.


Comentarios

Entradas populares