PERSECUCIÓN


    Juan Cruz Calero. En primer lugar, no podía comenzar este artículo sin pedir disculpas a todos nuestros seguidores por el abandono con que este medio de opinión ha estado desde hace hace ya bastante tiempo, y es que, a pesar de que no haya justificación alguna posible, los estudios aprietan fuerte y requieren de mucho tiempo y mucha dedicación. En cualquier caso, desde estas líneas aprovecho para desearos a todos salud, en un momento en que esta se ha convertido en lo más importante, tras los sucesos dramáticos en los que nuestro país se ve inmerso, y que por desgracia se han cobrado la vida de una cantidad ingente de personas que siempre van a merecer un respeto, un homenaje, y un merecido recuerdo por haber sido los que cayeron víctimas de esta enorme epidemia que azota cruelmente al mundo.

    Todas estas circunstancias, no obstante, han hecho que afloren en nuestras formas de vida y costumbres una nueva perspectiva, un nuevo horizonte, y evidentemente darán como producto un futuro cercano marcado por este hecho. En muchos ámbitos de nuestra sociedad estamos comprobando cómo es momento de reinventarse, de generar nuevas iniciativas, y como no podía ser de otro modo, la Iglesia que navega en este mundo y esta sociedad, también debe hacerlo y debe convertirse en un modelo y en una referencia de actuación en tiempos de especial dificultad como es el caso. No obstante, hemos visto que en algunos casos las Parroquias han sufrido el más profundo “abandono” cerrando a cal y canto las puertas del templo, y entrando en un período de incertidumbre de cara a los feligreses, con los párrocos en casa y en una especie de “sálvese quien pueda”. Otros, por contrario, han asumido la situación de manera ejemplar, estando ahí para todos los feligreses de un modo ejemplar, y recurriendo a las tecnologías y redes sociales para llevar a Cristo Resucitado a todo el mundo, sin importar cual sea el momento ni las circunstancias, y evidentemente, cumpliendo los requisitos y normas impuestos por las autoridades de nuestro país con el fin de evitar los contagios y la expansión del virus. En este sentido, por mi cercanía merece una especial atención el párroco de la Iglesia de San Miguel Arcángel de Villanueva de Córdoba, Don Antonio Tejero, que ha trabajado en numerosas iniciativas completamente novedosas, y ha sabido llevar la Buena Nueva a su pueblo, manifestando con gozo que Cristo Resucita, y que pese a todo, Él triunfa y se apiada de su pueblo.

    Dicho esto, la cuestión que verdaderamente me ha inquietado y me ha animado a escribir este artículo es el hecho de comprobar las numerosas muestras de persecución religiosa que estamos viviendo en nuestro país, en muchos casos, encabezadas por las propias autoridades locales, y en otros, animadas por los propios medios de comunicación que en principio, parecen ser católicos defensores de la Iglesia, pero que acaban haciéndose su propio retrato y mostrándonos su verdadera cara.

    Una de estas muestras, por citar algunos ejemplos, fue la amenaza que se le hizo al Arzobispo de Valencia, el Cardenal Antonio Cañizares, por haber asomado a la puerta a la Patrona de la Ciudad, la venerada Imagen de Nuestra Señora de los Desamparados, para que bendijera a la ciudad desde su templo, sin que siquiera llegase al umbral de la puerta del templo. Por este acto, fue como decimos, amenazado por la autoridad local de Valencia, concretamente por el concejal Aarón Cano, ya que según el mismo, este hecho habría sido un atentado contra la seguridad de la ciudadanía y un peligro para la salud pública. El Arzobispo, en respuesta a tal amenaza habló lo suficientemente claro y expresó su tristeza por considerar tal acto de devoción y piedad a la Mare de Deu, como un atentado contra la salud pública, y señaló que el hecho de haber asomado a la Virgen sirvió de consuelo y de alivio para muchos valencianos que siguieron el acto a través de redes sociales, y que aplaudieron la iniciativa dada su confianza en la Virgen como intercesora ante el Padre, ante la cual se imploraba el cese de la epidemia y se rogaba por los difuntos que esta ha traído consigo. Este finalizó su mensaje de forma ejemplar perdonando al citado concejal por su actitud, y por calificar al acto de forma errónea, equivocada y malintencionada.

    De la misma manera, Doña María Victoria Cruz Molina, presidenta de Venerable Hermandad del Santísimo Sacramento y Antigua y Real Cofradía de María Santísima de la Cabeza Coronada de Rute, expresaba a través de un comunicado oficial en las redes sociales de la Hermandad su sorpresa ante la denuncia que habían recibido tanto ella como el párroco, como los otros dos asistentes que habían celebrado la Eucaristía del día de la Virgen en la localidad cordobesa, día que en circunstancias normales, habría salido la Virgen en romería por las calles de la misma. Esta misa se celebró en la Parroquia de San Francisco, ante la imagen de la Virgen de la Cabeza, y fue retransmitida por Tele Rute con el fin de hacer presente a la Virgen en su día a todo el pueblo pese a las excepcionales circunstancias. El Jefe de la Policía local de Rute, a título personal, procedía a esta denuncia alegando que la celebración se había realizado “sin permiso”. La propia presidenta citaba en el comunicado el artículo 11 del Decreto 463/2020 de 14 de Marzo, por el que se declara el estado de alarma y que recoge claramente el permiso de cara a la asistencia a Misa: "Art. 11. La asistencia a los lugares de culto y a las ceremonias civiles y religiosas, incluidas las fúnebres (éstas últimas se verían modificadas días después) se condicionan a la adopción de medidas organizativas consistentes en evitar aglomeraciones de personas, en función de las dimensiones y características de los lugares, de tal manera que se garantice a los asistentes la posibilidad de respetar la distancia entre ellos de, al menos, un metro." Siendo coherentes y dado que la celebración se produjo en el templo parroquial con el párroco y tres asistentes, cabe suponer que la denuncia va más allá del mero hecho de la seguridad, y que lleva consigo intenciones claras y concisas, que evidentemente persiguen un objetivo fundamentalmente provocador, que muestra el rechazo de este individuo de cara a este derecho que tenemos todos los católicos españoles, recogido en la constitución. La presidenta finalizaba el comunicado cuestionándose la naturaleza de esta denuncia, sobre si trascendía a cuestiones de persecución religiosa por parte de una autoridad, y en efecto, creo que no hay duda sobre ello.

    La última que he querido recoger, no por ello menos importante es este este artículo publicado en Gente de Paz, y que lleva por título “El Ayuntamiento de La Victoria desafía al Gobierno sacando en procesión este viernes a San Isidro”. Creo que el título ya presenta un hecho tergiversado y manipulado por el autor, en tanto que la supuesta procesión que iba a celebrarse simplemente consistiría en que el Santo saliera a la calle montado en un carro del que tiraría un tractor. Es más, el propio Ayuntamiento de la Victoria invitaba a la ciudadanía a vivirlo desde las casas, rogando que la gente no saliera de casa, sino que ofrecía la alternativa de celebrar la romería de un modo distinto, pero celebrarla al fin y al cabo, adaptándose a las circunstancias. Finalmente el ayuntamiento tuvo que suspender lo planteado en principio y quedarse sin romería, hecho que también debemos considerar como producto de una persecución religiosa, dado que para su celebración, no se hubieran incumplido las normas de sanidad que el gobierno ha instado para evitar la propagación de la epidemia. Un medio que no deja de sorprender a sus lectores dado que por paradójico que suene, algunos de sus artículos se alejan de esa paz de que presume en su título. Todo ello contribuye a este punto de mira que, alejado de la convivencia y la búsqueda de alternativas, viene a reincidir en las prohibiciones en algunos casos exageradas y desmesuradas que están sometiendo a los feligreses españoles.

    Finalmente, para concluir este largo artículo, me gustaría invitar a la reflexión por parte de todos, y a recapacitar sobre los hechos que están desenmascarando el odio y la represión verdadera y tangible a la que estamos sometidos. Estos que he citado, solo son algunos de los ejemplos más sonados de los que deseaba hacerme eco, e intentaba hacer recapacitar al respecto. No obstante, alejado de cualquier sentimiento de odio, me hago eco del perdón pronunciado y emitido por el Cardenal Cañizares ante las circunstancias, porque ante todo somos cristianos, y nuestros actos, al final, deben ser ejemplo de paz, aunque la situación sea contraria a nosotros y a esta manifestación. << No crean que he venido a traer paz a la tierra. No vine a traer paz, sino espada >> Mateo 10:34-36.



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