La Virgen de Luna en una ocasión excepcional

   Juan Cruz Calero. La situación que vivimos en nuestro país en este año 2020 sigue estando marcada por encontrarnos inmersos en una pandemia mundial que sigue amenazando al mundo y cambiando todos nuestros hábitos, costumbres y tradiciones. Si a ello sumamos que desde ciertos sectores se está aprovechando esta situación para perseguir a los cristianos, tema del que hablábamos en un artículo anterior, nos encontramos con que uno de los sectores más perjudicados de la pandemia está siendo precisamente el nuestro, el católico, por no hablar de su vertiente cofrade, prácticamente desaparecida ante la imposibilidad de llevar a cabo ningún tipo de celebración.

   No obstante como cada domingo de Pentecostés, la Virgen de Luna fue trasladada al Santuario de la Jara por parte del pueblo de Pozoblanco, y al día siguiente, Lunes, sería también trasladada al pueblo de Villanueva de Córdoba, en unas circunstancias completamente extraordinarias y atípicas, pero entendiendo por parte de ambas cofradías que se trata de una Imagen de la Santísima Virgen que requiere dignidad, y que igualmente se trata de la Patrona de ambos pueblos. Aunque en la localidad de Pozoblanco no se pudieron tampoco celebrar los ya tradicionales traslados de despedida por las parroquias, cuya finalidad es la de realizar un triduo itinerante de despedida, si que se hizo el triduo de despedida en la Parroquia Mayor, Santa Catalina, donde la Imagen ha permanecido toda su estancia en Pozoblanco. En la última misa de este triduo, el sábado a las 21:00h el alcalde de Pozoblanco Don Santiago Cabello y el párroco de la Iglesia, Don José María González, procedieron a la retirada del bastón de Alcaldesa Perpetua y de las llaves de Pozoblanco y Villanueva de Córdoba, respectivamente, de un modo igualmente atípico, dado que este se hace en el propio traslado de la Virgen al Santuario de la Jara, antes de que la Imagen se adentre en el camino.

   Sin ofrecer ningún tipo de dato al pueblo de Pozoblanco, dado que se quería evitar a toda costa la aglomeración de personas, se abrieron por sorpresa las puertas de Santa Catalina a las 5:00h de la madrugada, y nuestra Patrona aparecía en una carreta, la antigua de la Hermandad del Rocío de Córdoba, y que hoy es de propiedad particular, pero que fue cedida sin problema al tratarse de una petición por parte de la Cofradía de la Virgen de Luna. Los pocos asistentes que allí estábamos, todos jóvenes que habíamos estado esperando en la Plaza de la Iglesia la salida de nuestra Patrona guardando todas las medidas de seguridad estipuladas, nos quedamos atónitos ante la imagen que contemplábamos. La situación fue sumamente extraña dado que (evidentemente) las campanas no repicaron, los vítores no sonaron, la gente no estaba allí con su Madre del Cielo, hecho este que por otra parte muestra la responsabilidad y el civismo con que la gente se tomó este trasladado, entendiendo las circunstancias, y facilitando el procedimiento a la cofradía. Fueron completamente atípicas las imágenes de la Virgen de Luna en carreta tirada por mulas, que salía del pueblo con destino al Santuario a las 5:20h entre vítores sin apenas resonancia.

   A las 9:00h nuestra Madre había llegado al Santuario de la Jara, donde la esperaba el santero que ahora sí tiraba de la campana, como si el Santuario estallara de alegría por ver llegar a su joya más grande, por la cual fue erigido, pero a la vez, sonó distinta, como si estuviese triste y extrañada por la soledad con que se “celebraba” el evento. Así quedaba atrás esta complicada misión que por suerte y por intercesión de la Virgen, se había podido culminar con éxito y sin ningún tipo de problema.

   Todo no quedaba ahí, sino que además, esa misma tarde del Domingo de Pentecostés nuestra Patrona fue dulcemente ataviada y preparada por el pueblo hermano de Villanueva de Córdoba, ya que al día siguiente, Lunes de Pentecostés, la Virgen de Luna debía regresar al pueblo, donde tenía una cita en el calendario, al igual que todos los años, con todos sus hijos y devotos. También de madrugada, y en una carroza más sencilla que la anterior, pero cargada de simbolismo, dado que se recuperó para la ocasión un palio que lucía la antigua efigie de nuestra Patrona, destruida en la Contienda Civil, nuestra Madre volvía a adentrarse en los caminos de la Jara para llegar al citado pueblo. También lo hacía muy levemente acompañada, cumpliendo con el distanciamiento social y todas las medidas de precaución impuestas por el Gobierno de España.

   Tras haber pasado por la calle de Pozoblanco y haberse encontrado con algunos de sus hijos, impacientes por ver a su Madre de nuevo tras tanto tiempo sin poder hacerlo, a las 8:00h de la mañana, nuestra Madre llegaba a la Plaza de España, y se disponía a entrar por la puerta lateral de la Iglesia parroquial de San Miguel, mientras el reducido número de asistentes entonaban emocionados el Himno a la Virgen de Luna. Horas después, a las 12.00h del mediodía, la Corporación Municipal le daba la bienvenida en una misa solemne y el párroco, Don Antonio Tejero, le imponía igualmente emocionado las llaves de los municipios. Así, se daba por concluida la atípica entrada de la Virgen a la localidad de Villanueva de Córdoba.

   Me gustaría aprovechar esta publicación para agradecer como devoto de la Imagen la responsabilidad que se ha tenido por parte de ambos pueblos en primer lugar por parte de la gente, quien a pesar del dolor de no poder despedirse cara a cara con nuestra Patrona, o no poder ir a recibirla, han renunciado a ello en pro del bien común y de no manchar los nombres de nuestros pueblos y por ende el de nuestra única Patrona. Igualmente a las fuerzas de seguridad, que han entendido en todo momento que se trata de un tema complicado y que afecta enormemente a la sensibilidad de las gentes de ambos pueblos, y por ello, en ningún momento han tenido con nadie una actitud agresiva ni nada por el estilo, sino que al contrario, han tratado con el máximo respeto a los devotos que hemos asistido y han cumplido con su labor. También a las corporaciones municipales, en especial, al alcalde de Pozoblanco, Don Santiago Cabello, que en nombre del pueblo de Pozoblanco acompañó a nuestra Madre en el camino, acordándose de todos los que no hemos podido hacerlo, y que dedicó unas preciosas palabras a la Virgen de Luna profundamente emocionado, en tanto que Ella nos ha salvado de esta terrible epidemia, y esperamos que su intercesión siga siendo tan poderosa y eficaz como hasta el momento. Finalmente agradezco públicamente y a título personal a la Cofradía de Ntra. Sra. de Luna de Pozoblanco y a la Cofradía-Hermandad de la Virgen de Luna de Villanueva de Córdoba su enorme interés por haber buscado ante todo la dignidad en el traslado de la Imagen, por haber sido conscientes de que se trata de una representación de la Madre de Dios, una Imagen sagrada que merece ante todo el máximo respeto, mimo y cuidado, y dado que os habéis preocupado por ello y a pesar de las circunstancias habéis seguido con vuestra misión, merecéis nuestra máxima admiración y respeto.

    Finalmente para concluir este artículo, me gustaría expresar que, dado que nunca pensamos que en pleno siglo XXI podía ser posible que como ha sucedido en numerosas ocasiones a lo largo de la Historia, nos viéramos inmersos en una epidemia, recordar que Nuestra Patrona en la Antigüedad tan solo venía a nuestros pueblos por este motivo o a causa de la sequía, y este año Ella ha actuado por esa doble partida, dando agua abundante a nuestra tierra y escondiéndonos bajo su infinito manto de las garras de la epidemia que se ha llevado consigo a numerosas personas de nuestro país y del mundo. Qué mejor símbolo de agradecimiento después de que esto pase, que de una vez por todas se produzca el abrazo fraterno entre los dos pueblos, no por nada, sino porque de una vez, dejemos este absurdo debate para la historia, como algo que desgraciadamente se alargó a lo largo de los siglos pero que en la actualidad ha quedado completamente resuelto por, ante todo, las buenas intenciones y la devoción a nuestra Madre. Y esto no significa que una parte conceda todos los deseos de la otra, ni al revés, sino que por favor, replanteen sus posturas, su pensamiento, y vuelvan a sentarse a la mesa con el único fin de ser amigos y hermanos, para que la próxima vez que se hable de la CORONACIÓN CANÓNICA DE LA VIRGEN DE LUNA, el camino esté hecho a falta de los pasos necesarios únicamente para la obtención del merecidísimo reconocimiento a nuestra Madre.

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