Corrección litúrgica o esnobismo


     Gabriel Zapata. En nuestros altares de culto hay un elemento que siempre estuvo presente y que en la actualidad está volviendo con fuerza, debido principalmente a la buena crítica que está teniendo entre el selecto grupo de intelectuales cofrades. Me refiero a las sacras, esos cuadritos que aparecen en las antiguas fotos de las maquinas efímeras que tradicionalmente se instalaban para la celebración de los cultos. Pero creo que habría que reconsiderar esta postura. En la actualidad se ponen, simplemente, como un esnobismo, como una muestra de apego a la tradición o para parecer que se entiende. Y precisamente lo que demuestra es todo lo contrario.

     En primer lugar explicaremos qué son y qué función tuvieron estas piezas. Y después trataremos las razones del éxito actual y el uso inapropiado, que a mi juicio se les da.

    La RAE define como sacra cada una de las tres hojas, impresas o manuscritas, que en sus correspondientes tablas, cuadros o marcos con cristales, se solían poner en el altar para que el sacerdote pudiera leer cómodamente algunas oraciones y otras partes de la misa sin recurrir al misal. Estos cuadritos tenían una función específica en la liturgia. Según las rúbricas era obligatoria la central, aunque por comodidad se colocaban las laterales. En la central aparecían las palabras de la consagración, para que el sacerdote no tuviera que girarse a leerlo en el misal, gesto que podía resultar irrespetuoso. No obstante las laterales, a pesar de no ser obligatorias, eran usadas también por comodidad, ya que según que parte de la misa era el misal se encontraba en el lado opuesto. La del lado del Evangelio, con el inicio del de Juan; y la de la epístola con el salmo que el sacerdote debía rezar mientras se lavaba las manos. Tenían una función práctica, servían durante la misa. Podían ser más o menos estéticas, pero eran necesarias. Después de la misa, las rubricas prescribían que debían ser retiradas, aunque por comodidad en muchos lugares no se hiciera. Así como durante la exposición del Santísimo u otros actos de culto.


    Como vemos las sacras tenían una utilidad durante la misa, que era en latín y de cara al altar. Nuestros antepasados presenciaban como los “altares de culto” eran precisamente altares sobre los que se celebraba el sacrificio de la misa. No eran simplemente un decorado bonito donde exponer la imagen a la que se dedican dichos cultos. La reforma litúrgica propiciada por una visión sesgada del clero, hizo que no sólo las hermandades parecieran un elemento a desaparecer, sino que propició que quedaran denostados los montajes efímeros que constituían la base del modo de entender la vida litúrgica para todas aquellas generaciones de cofrades. Con el tiempo se llegó a conciliar un altar al modo antiguo, pero como decorado, ante el que se colocaba la mesa donde se realizaría el sacrificio. La lengua vernácula y el colocarse el sacerdote de espaldas al “altar” pero de cara al público, terminó de convertir en inútiles las sacras.

    En la actualidad, las modas cofradieras han dado en convertir en excelso todo lo antiguo, sin siquiera hacer un análisis de los elementos, y tomando todo lo antiguo como positivo, como bueno y correcto sin ver si lo es o no. Y aquí llegamos a nuestras sacras. Como en el pasado se usaban, pues nosotros las colocamos sin saber siquiera qué son o qué función tenían. El caso es que como es antiguo, nuestro altar es más correcto que el que no lo tenga, y sabemos más que cualquiera. Además ciertos cofrades eruditos nos felicitan, así demuestran todo lo que saben ellos, que nos halagan, y nosotros por colocarlas.


    Me apena enormemente esta conducta, yo que admiro y aprecio la liturgia tradicional, no me pueden contar entre los enemigos de las sacras. Pero precisamente porque lo valoro, no puedo más que despreciar el uso de estas piezas como mero elemento decorativo. Las sacras dentro de la misa en español no tienen ningún sentido. Quedan muy bonitas, sobretodo si son como algunas que atesoran muchos de nuestros templos, ejemplos de la mejor platería del barroco. Pero no por ser bellas deben colocarse si no le damos el uso debido. No es extraño encontrarlas incluso con el Santísimo expuesto, cosa que las rúbricas impedían taxativamente.

    En la actualidad, como siempre se puede pedir ya que no se prohibió la misa en la forma extraordinaria, que como recordó el papa Benedicto, se puede hacer perfectamente. Y si no es posible, por la razón que sea, siempre se pueden colocar nuestros altares con la mayor dignidad y boato, sin necesidad de utilizar en vano las sacras.
 
 

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