¿Cuantos de los Cofrades somos realmente Cofrades?

     Juan Cruz Calero Torrico. Hace varios días realicé por Instagram, una encuesta con el fin de escribir este artículo, ya que mis seguidores son mayoritariamente cofrades, y me sirvieron sus respuestas como digo para elaborar este artículo. La pregunta que formulaba era la siguiente: ¿Cómo creéis que debe ser un cofrade auténtico? Y algunas de las respuestas decían que el cofrade debe ser trabajador, que debe visitar a sus Titulares y no acercarse exclusivamente el día de la salida procesional, que debe sentir su hermandad y actuar sin pensar en uno mismo, etc. Y después vimos respuestas más interesantes, como las que decían que había que asistir a la Eucaristía, que había que ser cristiano, etc. Y efectivamente, todas estas cosas son importantes, pero como apuntaba alguien, ser cofrade, implica ser primeramente cristiano católico, y no sólo eso, sino que además, el cofrade debe ser practicante y defensor de la Fe y de la Iglesia. Y después viene lo demás.

     Pero, ¿cuántos de nuestros jóvenes cofrades acuden al encuentro con el Señor semanalmente, y tratan de vivir según los Santos Evangelios? Cuando acudimos regularmente a misa, y estamos dispuestos a comprometernos de verdad con ser cristianos, aprendemos todo lo que un cofrade debe vivir, cómo llevarlo a la práctica, y cómo ser testigos de Cristo, que actúan a través de las Hermandades y que son Iglesia viva. Los tiempos que corren no benefician ni a la Iglesia ni a nuestras hermandades, pese a que se considere que nuestras semanas santas crecen y van a mejor. Cuando salimos a la calle, formando un cortejo, la gente debe ser consciente de que el mensaje que se quiere transmitir es Cristo, pese a que en nuestra tierra esta tradición se vea alimentada del fervor popular, por mucho que quieran evitarlo las autoridades que gobiernan nuestras hermandades. Por eso, como esto no se entiende, cuando llega semana santa me visto de nazareno sin entender que a lo que voy es a hacer penitencia, y me visto de nazareno como me visto de flamenco cuando llega la feria. Vemos últimamente que hay quien reclama que hay un cierto abuso de salidas extraordinarias, que la policía deja vacías sus sedes para atender Hermandades, y que en realidad, sobran tantas procesiones, sobre todo las sacramentales. ¿y esto lo escribe un cofrade? ¿o más bien alguien que está en contra de nosotros? ¿Hace falta, como se dice por ahí, que los pasos sacramentales salgan a costaleros para hacerlos más atractivos al pueblo, o es que se nos ha olvidado quien va en el paso, que no necesita de costaleros para ser el motivo de nuestra fe, y que merece el respeto que prácticamente nadie le brinda? Por Dios, que parece que hay que tener más respeto por las Hermandades de Negro en la calle que por el propio Jesucristo Sacramentado.

    Y esto no es lo peor. Hoy día hay quien manifiesta que cree en Jesús, pero no en la Iglesia. Hay a quien le emociona ver un paso moverse pero no cree en Dios. ¿esto es malo? No si no te manifiestas cofrade. Pero si te manifiestas cofrade, pretendes ascender en una hermandad, pero no crees en la Iglesia, oye , pues es incongruente. Entre otros motivos porque la Iglesia a través del sacrificio de la Eucaristía convierte el Pan en el Cuerpo de Cristo, para que participemos de su mesa, y para estar presente en nuestros templos en el sagrario, que también parece que hay quien lo olvida. Hay incluso quien es capaz de modelar un Dios para sí mismo, y creer en él. Pues mire, no. Eso no es creíble. Jesús nos brinda una oportunidad de seguirlo, y seguirlo nos compromete a ciertas cosas en la vida, que si no estás dispuesto a aceptar no lo sigues con todas las de la ley.

    Por tanto, podríamos definir al cofrade como aquel que vive conforme a la ley del Salvador, que aun siendo pecador, se arrepiente de sus faltas y vive con el objetivo de propagar el mensaje de Cristo. Alguien, que como decían mis seguidores, trabaja, pero trabaja física y espiritualmente con su hermandad, va a la Eucaristía semanalmente a encontrarse de forma íntima con el Señor. El cofrade además visita a sus titulares pensando que a través de una Imagen sagrada se está acercando a Dios, o a su Madre, pero que las imágenes no lo son. Y el cofrade, es el que sale a la calle teniendo en cuenta que hace penitencia, que las hermandades no deben sucumbir a verse arrastradas por el poder político, y a hacer el mínimo ruido posible, sino que salimos a la calle a pedir perdón, a encontrarnos con el Señor y con María, y a que el pueblo vitoree las maravillas del Señor. Vivamos según Cristo, y no hagamos como la mayoría. Si no tenemos esto claro, de nada sirven nuestros aportes patrimoniales, ni sirve vestir periódicamente a las Imágenes, ni tan siquiera ser hermano de ninguna hermandad.


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