El Ajuar de la Virgen de Luna en Pozoblanco

   Diego A. Linde y Juan Cruz. La Virgen de Luna, como bien sabéis todos es una de las devociones de los integrantes del Club. Es Patrona de Pozoblanco (Ciudad de la que además es Alcaldesa Honoraria Perpetua) y de Villanueva de Córdoba, pueblos que comparten esta devoción e imagen, en cada uno de los cuales la Virgen pasa cuatro meses del año, siendo los cuatro restantes el Santuario de la Jara el cobijador de la misma. Es, durante estas estancias en ambas localidades cuando la Virgen luce casi en su integridad el rico ajuar bordado que posee por parte de sus innumerables devotos, que con constancia y tesón han ofrecido a lo largo de la historia.

   En primer lugar hablaremos del ajuar de la Virgen en la Ciudad de Pozoblanco. Podemos decir de antemano que es en el municipio pozoalbense donde la Virgen de Luna ha recibido mayores aportaciones patrimoniales, dadas, en muchos casos, la intervención de personalidades importantes de la localidad. El número de ternos bordados que la Virgen aquí posee es de tres. El primero de ellos, y el más antiguo se ha convertido sin duda en todo un atributo iconográfico de nuestra Patrona, apareciendo retratada con él en numerosos azulejos, cuadros, reportajes, etc.

    Nos referimos al manto donado en la década de los veinte por el insigne pozoalbense Don Andrés Peralbo, que fue senador del Reino y Jefe del Partido Liberal Demócrata de Pozoblanco, quien lo regaló en acción de gracias por la salud devuelta. Don Manuel Moreno valero lo describe en su libro “La Virgen de Luna (Vivencias y datos históricos)” como : ” (…) un regio manto de tal valor económico y artístico que difícilmente podía hallarse otro semejante en toda esta comarca de los Pedroches y aún lejos de aquí.” Fue realizado en los Talleres de Don José Candela Albert en la ciudad de Valencia.

   El terno era de tisú azul oscuro y plata fina de ley, bordado en oro fino y sedas, formándolo la saya, mangas, manto y el traje del niño. El manto en su parte trasera posee el escudo de Pozoblanco. El conjunto desapareció en las revueltas del año 36, aunque una vez acabada la contienda fue encontrado en un pesebre de Ciudad Real, a falta de las mangas y el traje del Niño.

   Pasado un tiempo, debido a su alto deterioro, se pasó el bordado a un nuevo tisú blanco, que se estropeó un lunes de Luna debido a la lluvia, lo que motivó que de nuevo tuvieran que pasarse los bordados a un nuevo soporte, en esta ocasión de terciopelo azul celeste, y que realizaron unas religiosas cordobesas, siendo costeado por Antonio Quirós y su esposa Aurora Gallego. La saya también se traspasó a un terciopelo blanco.

   Esta sucesión de cambios de soporte y la labor desafortunada y poco profesional de algunas camareras ha motivado que el terno haya llegado a nuestros días completamente desvirtuado con respecto al diseño original, por lo que es difícilmente reconocible.




   Otro de los ternos bordados que posee la Virgen de Luna es el de tisú blanco bordado en oro, realizado gracias a la donación del sacerdote pozoalbense D. Tomás Díaz Ruiz de sus ornamentos sagrados para confeccionarlo. El terno tiene un diseño sencillo, cuyas vistas poseen dos cartelas con anagramas. Su parte trasera, con varias flores salteadas, presenta en su centro dos palomas sobre un cáliz, signo inequívoco de la procedencia litúrgica de los bordados. El manto, parece estar sacado de una capa pluvial, mientras que la saya pensamos que procede de una casulla dado su diseño simétrico con motivos vegetales.



   Por otra parte, la camarera Doña Antonia Dueñas, encargó y donó para la Virgen un manto realizado por religiosas de la capital del Santo Reino, Jaén. Es un terno de color beige que posee motivos vegetales, también partiendo de un diseño sencillo, y el escudo de la Ciudad en su parte trasera.
La Virgen luce estos ternos para su salida de lunes de Luna, así como para la celebración de la novena que cada año se celebra en su honor en la Parroquia de Santa Catalina. Hasta hace unos años (concretamente hasta la asignación de la actual camarera) era costumbre que la Virgen también los luciera para los traslados por las parroquias pozoalbenses previos a la despedida de mayo, cuando la Virgen vuelve al Santuario de la Jara.



   Por último, en el año 2015, la Virgen recibió una donación de un manto rojo bordado en aplicación realizado por Francisco Mira.




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