Con manto o en talla, historia o capricho, esa es la cuestión

    Gabriel Zapata. A raíz de la maravillosa Magna celebrada en Málaga con motivo de los aniversarios de su patrona, he conocido una pagina de Facebook, Málaga viste de nuevo a su patrona, de cierto movimiento que propugna la recuperación del vestir a la imagen de la Victoria. Me parece interesante. Es una imagen de la época de los Reyes Católicos que en su momento tuvo una estética barroca, en ese aspecto es igual a otras imágenes como la sevillana Virgen de los Reyes o la cordobesa Virgen de Linares, en estos casos donadas por San Fernando, una siguiendo revestida y la otra no. O como la Antigua en Granada, también dejada como patrona por los Reyes Católicos. Imagen, como otras donadas por los monarcas, no estaba pensada como imagen exenta. Tuvo como decimos su estética barroca, con niño de este periodo que lo llevaba delante sentado en un tronito, un templete, una estética similar a lo que se hacia en Málaga en ese momento.

    Como sabemos no fue la única imagen desprovista de su atavío textil, se crea una corriente academicista en el XIX, que arraigó en cierto sector del clero. Se quiso desproveer del dañino barroquismo a las tallas que estaban integras en su talla. Las imágenes de vestir obviamente no podían serlo, así como las que se mutilaron para adaptarse a la moda textil como Sierra de Cabra, Gracia de Carmona, Consolación de Utrera, Regla de Chipiona... que ciertamente no se podían presentar ya sin ropa. Pero en las que no lo eran como Montserrat, Aránzazu, Almudena, así como en Andalucía, las cordobesas de Linares (por influjo de un padre jesuita) y la Fuensanta, Mar de Almería, Amparo de Sevilla (aunque no del todo), una serie de imágenes que fueron desprovistas de sus vestiduras y presentadas en talla, para ser más fieles a la realidad histórica y con una visión elitista de la obra de arte, así como también desde el punto de vista pastoral, como una manera, digamos de purificar toda esa efusividad de piedad popular y eliminarla y hacerla academicista, razonable, eliminar también las joyas, austera...

    Málaga no fue ajena a esta corriente y también se hizo, tardíamente eso si, con la imagen de su patrona ya en los años de su coronación canónica. En estos casos, también se debía realizar algo que perpetuara esa situación de la talla sin aditamentos, un caso curioso es la “recuperación” de unos rayos en la imagen de la Virgen de Linares, colocados arbitrariamente, y además cuando ya llevaba un siglo sin vestir, operación realizada en 1994. En el caso de la patrona de Málaga, se le retiró su niño barroco de vestir y se le puso un niño nuevo sentado en las rodillas, como para perpetuar el que no se revistiera, por tanto ahora se cumplen 75 años que la Victoria se presenta de este modo. En su época, suponemos que no gustaría, pero como lo hizo la élite, con el visto bueno del Cabildo poco importó la opinión del pueblo malagueño y seguro que contó con todos los parabienes. Es por ello que surge esta corriente actualmente en Málaga, después de tanto tiempo surge la idea de vestirla, así como también y no solo lo del vestir, aunque sea lo mas llamativo, sino también el tema del templete, el trono de carrete, así como la idoneidad del trono actual que difiere del tradicional. En definitiva, se propugna una vuelta a toda una estética perdida.

    Este movimiento surge en este momento que vivimos dentro del mundo cofrade, de exaltación de lo antiguo, por el mero hecho de serlo, así como de exaltación de los individualismos propios de cada localidad, o de cada provincia. Quiero ser objetivo, así que no entraré a juzgar estas corrientes estéticas que imperan en nuestro mundo cofradiero, de las que debo decir que comparto algunos postulados, aunque no todos. Todo esto crea un caldo de cultivo a través de la visión de fotos antiguas, así como esta pieza emblemática que es el manto de la Majaraní, que no se llegó a poner siquiera sobre la imagen, sobre que se pueda recuperar esa manera de vestir, o si no, al menos vestirla en parte y dejarla en talla pero con manto textil. Así como con alguna corona de las antiguas y no la de coronación, que dicho sea de paso es bastante fea.

 
    Así tenemos dos posturas encontradas: la junta actual con sus partidarios, cuyo pensamiento está en que la imagen hay que dejarla en talla, porque así era originariamente, así se observa mejor, ya que es una talla extraordinaria y merece ser contemplada sin ningún tipo de vestidura, ni aditamento, y que así es como luce y hay que presentarla; frente a esta corriente, está la corriente llamémosla textil, qué no sabemos si es muy mayoritaria o no. Que está formada, digamos por una élite cofrade, regustosa, que ansían recuperar esa estampa de épocas pasadas y sobretodo recuperar los textiles y las joyas. Cuentan con partidarios no solo malagueños sino de fuera, pero que siguen estos mismos postulados y que por tanto los apoyan, corriente que ha tenido su respaldo en estos besamanos de la Magna Victoria, donde se han visto imágenes pequeñas de la Victoria, qué tanto en grabados como en pequeñas imágenes, aludían a cuando se presentaba vestida, podemos intuir que en un no desdeñable sector cofrade se apoya esta corriente. Presentados los grupos pasaremos a ver los pros y contras de la idea.

    La corriente que defiende dejarla como está, se basa en que es una imagen de talla que primitivamente iba así, que es una talla magnifica que no necesita adorno para que luzca. Otro argumento es que al llevar 75 años sin vestir ahora extrañaría a los fieles verla vestida, ya que por el cambio de morfología afectaría a su devoción. Así como también por simplicidad o sencillez evangélica, aunque esto, por lo absurdo que es, no merece ni comentarse. Los argumentos que esgrimen ciertamente son pobres, ya que si lleva 75 años de esa manera, es probable que nadie la recuerde vestida y que alteraría la visión de los fieles, aunque a la cara no se le tocaría. Aunque si ahora preocupa eso, para la coronación no preocupó lo que pensarían los fieles, ya que fue un cambio radical en aquel momento. Nadie pensó entonces en los fieles y lo que sentirían y hoy si, por lo que ese argumento carece de valor al contraponerlo con este hecho. Respecto a la cuestión artística y estética, que se estropearía vistiéndola, es un argumento que entendemos válido y que podemos considerar defendible.

 
    Ahora presentamos los argumentos de la corriente que reclama que se recupere la vestimenta, que no solo persiguen esto, sino toda una recuperación del atavío completo de la imagen, con corona barroca y joyería, así como el antiguo templete que poseía, el niño antiguo. Pero entiendo que también defiende que si al menos no se viste completamente, al menos se le pongan los mantos. Aunque su postura está basada en la conservación de todo el ajuar, teniendo en cuenta que se conserva integro y en buenas condiciones, afirmando que con el uso para el que fue concebido se conservaría mejor y ayudaría a su difusión. Se recuperaría una visión ancestral, ya que los propios Reyes Católicos, donantes de la imagen, la dotaron de un manto textil. Que en todas las fotos y grabados antiguos aparece vestida. Que es una estética personal, más bella. Que todos esos mantos, todo ese ajuar debería lucirlo, ya que es fruto de donaciones fruto del amor de sus hijos devotos, y así contribuir a esa impronta personal, que además de serlo de la propia imagen, también lo sería en parte de la ciudad, como estilo cofrade malagueño y como imagen barroca. Sus argumentos, tales como la de recuperar la imagen ancestral, ciertamente tienen razón, el argumento de que las donaciones son frutos del amor de los devotos, también es cierto, la recuperación estética malagueña, yo entiendo puede ser cierta, mas personal de la imagen aunque no se haya alterado completamente ya que mantiene el templete, que aunque no idéntico, si es similar. Eso si, el argumento de que la imagen original no se ha respetado y que la trayectoria escultórica de la imagen ha sido alterada, con el niño nuevo así como con la talla trasera de la imagen, es un tema controvertido y que no se puede respaldar por lo que más adelante diremos.

    Ahora expondré consideraciones lo más objetivas sobre el tema. La imagen (como todas las antiguas) ha sido intervenida, y aunque existen defensores de que se muestre sin vestir, por ser teóricamente su imagen primitiva; los textiles argumentan, certeramente, que no es su imagen primitiva y que para que fuese fiel al original, se restaurara y se intentara recuperar su imagen primitiva. Debo remitir a la Carta de Restauro y a la normativa internacional sobre restauración. Hay que entender a la imagen como bien cultural y como obra artística. Por tanto, hay que respetar sus etapas históricas, así como restauraciones, que a la luz de estos documentos y por nuestra visión actual sobre la disciplina de la restauración, sean consideradas inadecuadas, pero que se han realizado a lo largo del tiempo y se han perpetuado, pues son intervenciones que ha tenido la obra de arte y hay que conservarlas como testimonio material de la misma. Esto viene a raíz, de intervenciones como la que incluyó un niño Jesús sentado en las rodillas de la imagen, las dobles peanas, o la talla trasera de la imagen sin un rigor científico claro. Sobre el tema de la inclusión del niño entiendo que trasciende lo meramente estético y artístico, también entraría en juego lo devocional y pastoral. Aquí, es cierto, que sería complejo cambiar un niño por otro, y eso habría que tenerlo en cuenta.

    En conclusión, podríamos plantear el vestirla en determinados momentos y alternar con períodos que aparezca en talla y así contentar a todos. Respecto a la imagen del niño Jesús yo propondría dejar el actual, aunque no sea el original y vestirlo cuando lo haga su madre. Se podría hacer algo como a la sevillana Virgen del Amparo y vestir el niño y la Virgen solo con el manto, sin ocultar del todo la talla. Resguardando de esta forma las sayas antiguas, que al agujerearlas para colocarlas con el niño actual, las estaríamos destrozando, o realizar alguna saya nueva si se desease vestirla completamente, sin necesidad de dañar las antiguas. También se podría presentar en alguna ocasión puntual sin el niño nuevo y con el antiguo y con las sayas antiguas. En cualquier caso, se debería abordar el asunto desde todos los puntos sensibles, tanto los artísticos y estéticos, como los religiosos y pastorales. Además que no debería considerarse un tema menor, habida cuenta del calado devocional de la imagen como patrona, no sólo de la ciudad de Málaga sino también de su diócesis. Y tener en cuenta a todos los que se acercan a esta imagen como a su Madre celestial.

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