Las Credencias

    Gabriel Zapata. Nuestro avezado lector ya se habrá dado cuenta que en muchos altares que hemos ido viendo, esta especie de pequeños altarcitos laterales, en los cuales no hay imagen, o no debe haberla. Que muchas veces son ocupados por muchos elementos, a veces por flor y cera exclusivamente, otras veces otros elementos más o menos prácticos y generalmente, que es lo que más llame la atención, las bandejas. Se suelen cubrir con unos doseles, más o menos similares a los que ostenta la imagen que preside el altar. ¿Y que son estos elementos? Pues bien, este elemento se llama credencia. La credencia, más allá de otras denominaciones que puedan resultar un sinónimo de consola. Según la RAE credencia en su primera acepción es la “mesa o repisa que se pone inmediata al altar, a fin de tener a mano lo necesario para la celebración de los divinos oficios”.



    Como decimos, las credencias son unas mesas que pueden presentar variada tipología ornamental o de forma y que se colocan en el presbiterio cerca del altar. Su uso no es exclusivo de los altares que instalan las hermandades, ni mucho menos, sino que siempre y en cada presbiterio debe de haber una credencia. Las rúbricas solo nos hablan de una mesa, solo una, colocada al lado de la epístola, aunque bueno como podemos ver, en cada templo se coloca a elección del celebrante, o según la arquitectura del lugar, indistintamente en un lado u otro. Aquí se depositan el cáliz y otros vasos sagrados como una mesa de apoyo para el servicio de la misa, desde donde toman los acólitos los elementos cuando es menester.



    Cualquiera puede observar que se encuentra en todos los templos, aunque sin ese boato que se suele revestir para cultos cofradieros. Es un elemento común en cualquier presbiterio, por lo que debe estar siempre presente en nuestros altares de cultos. Y es un elemento que el prioste debe cuidar. No se puede montar un gran altar cuidando una infinidad de detalles y luego dejar ahí una mesita cualquiera. Por ello, con la debida atención en nuestro maravilloso altar de cultos, no faltarán unas credencias en condiciones.

     Uno de los requisitos que venimos tratando sistemáticamente es el de la simetría, por eso es que colocamos dos a ambos lados del altar para no romper la simetría y para dotar de una estética y una belleza, que es uno de los objetivos primordiales de la priostía. De igual forma, el dosel que se use para cubrir esta mesa debe adecuarse al que cubre a la imagen y a la estética general del altar y no desdecir del mismo. No sería de recibo poner un dosel tipo pabellón para la imagen y unos cuadrilongos a las credencias, por ejemplo.

    Una de las cuestiones más llamativas quizá sea la presencia de bandejas en los mismos. Y es cierto que llama mucho la atención. Estas bandejas también tienen su uso dentro de la función litúrgica, se usan en el lavabo, cuando el sacerdote se purifica las manos antes de la consagración. Con una bastaría, pero claro ya que ponemos las credencias, lo normal es que se saque, haciendo el símil con una cena de gala, lo mejor de lo que se dispone en la casa. Es por ello que se sacan todas esas bandejas y todo lo bueno que se tiene, aunque el origen sea práctico vemos que se le da un uso decorativo.

    Dicho esto, diremos qué no son las credencias, y en qué no debemos convertirlas. Las credencias no son pequeños altares, como dije antes, por ello no se deben colocar en ellas imágenes, no es ese su objetivo, la utilidad que tienen es contener los elementos necesarios para la celebración de la misa. Tampoco son muestrarios de vanitas, algo que también vemos en algunas hermandades, ya que no sabemos que poner y nos dedicamos a llenarlas de objetos, atributos de la pasión... y no es un muestrario. Tampoco es parte del plan de altar, por tanto no debe utilizarse para poner flor y cera, es absurdo. Para poner flor y cera no hace falta poner una pequeña mesa, simplemente poner una tarima más grande y poner más gradas o gradas más amplias en el altar.

    Se deben disponer los elementos para la misa: cáliz, cubierto con su velo y la bolsa de corporales, copón, patena, vinajeras, campanilla, lavabo, el misal cuando no se use. Y aquí viene el problema, ya que con una basta, aunque nosotros coloquemos por simetría y por estética dos. ¿Que hacemos con la otra? Por ello el uso que propongo es, disponer en la credencia del lado de la epístola, que es donde la liturgia la recomienda, los elementos necesarios para la misa, y la credencia del lado del evangelio para colocar la custodia que se haya de usar para la exposición antes o después de la misa de los cultos, el misal cuando se retire, la cruz del altar cuando se retire para la exposición del Santísimo, el aguamanil para el lavabo del celebrante, el acetre si ha de usarse, así colocando todos los elementos equilibramos y le damos uso a ambas credencias y no carece de sentido practico el poner dos.

    Otra cuestión fundamental, es que no se pongan unas credencias muy bonitas de adorno y se mantenga al lado de la mesa de altar la mesita que sirve de credencia en el templo habitualmente, no tiene sentido poner unas bonitas credencias para adornar, cuando la que va a utilizarse es la de diario, por tanto, ese tipo de cosas hay que cuidarlas, ya que de no hacerlo, restan sentido a lo que podamos colocar. De igual modo las bandejas se ponen en la credencia, pero no sobre las gradas del altar, error que si bien no es frecuente, es posible verlo en varias hermandades. Y es un gran error por que sobre las gradas del altar no se pone, porque sino para que está la credencia, en el caso de no disponer de credencias lo mejor es prescindir de ellas.




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