La llamada de la Soledad
Diego Antonio Linde Gutiérrez. En Castilleja de la Cuesta, más concretamente en la Plaza de
Santiago, reside la que es mi principal devoción y orgullo, mi Virgen de la
Soledad. Ella es faro que alumbra mi vida, el más perfecto reflejo de la gloria
celestial, y la Madre en la cual tengo siempre mi esperanza y mi pensamiento. A
pesar de no ser natural de este pueblo sevillano ni de sus contornos, en la
lejanía de mi Jaén natal tuve noticias de Ella, signo inequívoco de su
importancia y grandeza. Estas noticias, a través de la televisión y
posteriormente de internet, cautivaron mi atención y comencé a informarme. Así,
descubrí su inigualable belleza y perfecta unción, motivos más que suficientes
para inspirarme una devoción que ninguna otra imagen sagrada había conseguido
suscitarme. Y es que cuando la Soledad te llama, es imposible negarse. Con
estos sentimientos, ingresé en su hermandad, sintiéndome un placeño más (por
pura convicción personal). A su lado he vivido momentos únicos, siendo mi
anhelo diario el volver a sus plantas. Mi mayor orgullo es sentirme hijo suyo,
es mi Madre, y Ella está por encima de todo.
Nuestra Señora de la Soledad Coronada es una imagen del
siglo XVI, a la cual se le ha dado culto ininterrumpido desde entonces por
parte de las hermandades de la Soledad y Santo Entierro (fundada en 1567) y de
la Vera Cruz de Santiago, corporaciones fusionadas en 1795. Es, por tanto, la
principal y más antigua devoción mariana de la Villa de Castilleja, habiendo
pertenecido desde sus orígenes al citado pueblo. Durante casi cinco siglos, ha
sido manantial de fe desde la Parroquia Matriz de Santiago Apóstol, siendo su
imagen siempre la misma, no habiendo sido nunca cambiada o suplantada por otra
talla, muestra del profundo y fiel amor que su pueblo ha sentido desde siempre
hacia Ella. Testimonio fehaciente de esto son sus dos coronaciones: la primera
(que honra ser primicia en el pueblo), Litúrgica en 1944; y una segunda,
Canónica en 2016.
Como Reina del Cielo, es agasajada con múltiples cultos de
origen pretérito. En Adviento, las Jornaditas, novena singular en la que se
representa el camino de la Virgen y San José hasta Belén, acabando en la
Navidad con el nacimiento de Cristo y el Besamanos de Epifanía. En Cuaresma, el
Septenario Doloroso, la Función Principal, y de nuevo, Besamanos Solemne.
Además, sale en estación de penitencia el Viernes Santo enlutada y bajo palio;
y en procesión gloriosa el Domingo de Resurrección.
En este espacio, ahondaremos en su historia, destacaremos elementos
de interés, y fomentaremos su devoción, para extenderla más allá de toda
frontera y distancia. Desde aquí os invito a todos a conocerla, a acompañarla
en sus salidas procesionales y a disfrutar de su majestad en sus besamanos. Os
aseguro que merece la pena. La Virgen os espera.
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