Los besamanos del día de la Epifanía del Señor

   Diego A. Linde. El pasado día 6 de enero, solemnidad de la Epifanía y tradicional “día de los Reyes”, se desarrollaron, como es tradición, diversos besamanos en nuestra geografía cofrade, tratándose de una jornada muy propia para ello, aunque algunos no lo estimen por ser aún Navidad. En esta fecha rememoramos la manifestación (significado de la palabra Epifanía) de Dios al mundo, a través de la Adoración de los Magos, siendo una fiesta muy antigua. Tenemos por tanto a bien compartir con todos vosotros los actos de veneración y sus respectivos montajes que se desarrollaron en este día, que han sido ciertamente destacables.

   En primer lugar hablaremos de Castilleja de la Cuesta. En este municipio del Aljarafe sevillano, como fin a los cultos de Adviento y Navidad anuales de la Hermandad de la Plaza, se desarrolló el Solemne Besamanos a Nuestra Señora de la Soledad. La sagrada imagen, sedente sobre trono propio, lucía la saya blanca de Ramón Caro con diseño de Juan Oliver, de principios del siglo XX, y el manto de vistas verde del siglo XIX, además de una antigua mantilla sobre la cabeza, dejando ver el pelo natural y los característicos pendientes de lazo. También portaba uno de sus pecherines bordados, cuajado de joyas, y sobre su cabeza, la corona de plata de finales del siglo XVIII, mientras que el Niño Jesús se mostraba con un vestido también antiguo. El montaje, sencillo y elegante, fue instalado (como se acostumbra) ante el retablo de Santiago, colocándose un gran dosel con centro de damasco blanco y franjas laterales y gotera granate bordadas en aplicación con numerosas flores de lis. Ante el mismo, la talla de la Virgen, flanqueada por cuatro jarras de flor sobre pedestales, disponiéndose a ambos lados varios punto de cera.



   En la ciudad de Sevilla, la Pastora Coronada del Convento de Capuchinos, Cuna de la Devoción Pastoreña, también permaneció expuesta a veneración de los fieles, en el centro del templo, ante el presbiterio. Para la ocasión, la Pastora se mostró vestida acorde con su iconografía, luciendo saya blanca bordada en oro, pellica de lana y manto de raso rojo bordado en oro de 1908. El montaje, distribuido por el presbiterio, contaba con un dosel central pintado, ante el cual, sobre peana de plata, se situaba el trono con la corona de Coronación y el cayado pastoreño. A ambos lados, se distribuían bastantes puntos de luz y de flor. La Pastora, elevada sobre una peana de madera pintada y pequeño risco, portaba en su regazo una imagen del Niño Jesús, estando flanqueada de candelabros, jarras de flor, faroles y las columnas de plata de la Pastora de Cantillana (también con flor).



   La Hermandad de Pasión también celebró el besapié a su titular, obra cumbre de Montañés, previo a la celebración de la novena al mismo. Sobre su peana de plata, obra de Fernando Marmolejo en 1981, el Señor de la Pasión lucía su nueva túnica bordada en plata por el taller de Jesús Rosado y diseñada por Rafael de Rueda reproduciendo un grabado del siglo XVIII. El montaje, sencillo en demasía, estaba conformado por dos jarras de flor flanqueando la sagrada imagen y, a su espalda, la imagen de la Virgen de la Merced ubicada en el centro del retablo, situándose a ambos lados del mismo candelabros con cera roja.



   La Virgen de la Salud de la parroquia de San Isidoro también estuvo expuesta en besamanos el fin de semana con motivo de la solemnidad del Bautismo de Cristo, que se celebra el domingo después de Epifanía, este año casualmente al día siguiente. Celebrado en su propia capilla de esta parroquia, la Virgen estaba ataviada con el manto de las estrellas, bordado en oro sobre terciopelo rojo, obra del siglo XVIII, el cual dejaba entrever, como es característico, los detalles de la talla. Como talla letífica, portaba sus atributos de gloria y coronas de salida de oro. En el montaje, elegante y sencillo, se disponía el simpecado rodeado de los cuatro ángeles mancebos que acompañan a la sagrada imagen en su capilla y salida. Justo delante, la sagrada imagen enmarcada por blandones, candelabros y algunos puntos de flor.



   Y terminamos por Córdoba, donde este año, felizmente, se ha recuperado el besamanos en esta festividad de la Divina Pastora del Convento de Capuchinos, sito en la emblemática plaza del mismo nombre. Esta imagen, que presume ser la más antigua del cenobio (y de las más hermosas de la ciudad) fue aclamada Patrona de Capuchinos, pero en los últimos años ha perdido considerablemente actividad, llegando a perderse su besamanos y cultos anuales. Ahora parece que ha llegado un momento de revitalización, y esperamos que así lo sea, pues lo merece. Se presentó en un lateral del crucero, entre su retablo y el presbiterio, cobijada por dosel propio y elevada sobre peana lisa. Sobre su trono, aparecía vestida de majestad, ricamente enjoyada, con saya granate y manto azul pavo con bordados del siglo XIX diseñado por Fray Ricardo y pasado y enriquecido por Villar en 1995. También se pudo contemplar una de sus pellicas de lana, corona de plata y, en su regazo, una imagen del Niño Jesús. Con dos ángeles orantes a su espalda, estaba rodeada por una pareja de candelabros y flor sobre pedestales. Córdoba recupera a su Divina Pastora, a la cual deseamos volver a ver por las calles de la ciudad. Que no se desperdicie esta oportunidad.


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